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¿Por qué no valoramos La Puntualidad?

  • Por Waldo Negron Twitter : @Waldo_negron IG
  • 24 feb 2019
  • 3 Min. de lectura



Deseo compartir con mis queridos lectores, una historia muy usada en las actividades formativas y talleres de capacitación, relacionada con La Puntualidad. La historia es la siguiente:

Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un líder político, miembro de la comunidad, fue invitado para dar un breve discurso, para la despedida formal del referido padre.

Como el político tardaba en llegar, el sacerdote quien era un hombre muy respetuoso de la puntualidad y del tiempo suyo y de los demás, decidió decir unas palabras él mismo, para ocupar el tiempo, mientras llegaba el dirigente político, invitado a dar el discurso del momento.

El padre Pascual expresa: ‘Mi primera impresión de la Parroquia, la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Mientras escuchaba a la persona que se confesaba, pensé que el Obispo me había enviado a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó, me dijo que se había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. Me sentía abrumado por el testimonio.

También me confesó que, en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo…..no podía creer semejante confesión.

Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio. Me llevo una extraordinaria impresión de esta comunidad y deseo que Dios los siga bendiciendo’.

Justamente en este momento, bastante demorado, llegó el líder político, por lo que se le cedió la palabra y expresó:

“Pido disculpas por llegar tarde y quiero resaltarles que nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre Pascual, a nuestra Parroquia…De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él”,……y acto seguido, no pudo continuar su discurso, porque apenas pronunció esas palabras, el líder se sorprendió por las caras de asombro, las miradas acusadoras y hasta los comentarios a baja voz, que inundaron el lugar. Tal vez, este líder político, nunca supo las razones del rechazo y malestar que pudo observar entre las miradas de los vecinos.

¿Qué les parece mis respetados lectores?

La impuntualidad, lastimosamente, es una costumbre muy generalizada en Venezuela. Con enorme pesar, lo cual trato de resaltar a diario en mi entorno y en todas mis actividades formativas, nuestra gente no alcanza a comprender los nefastos y negativos efectos de la impuntualidad. Las empresas, instituciones, organismos de gobierno, organizaciones de todo tipo y la propia ciudadanía, pierden mucho dinero y recursos, por las demoras e impuntualidades en sus actividades.

La puntualidad nos eleva como sociedad, nos hace más creíbles, más organizados, más efectivos, más rendidores en nuestras actividades. Cuando llegamos a tiempo, expresamos respeto por el tiempo de los demás, evidenciamos respeto hacia ellos y hacia nosotros mismos. Mucha gente “vive” de la permanente excusa por llegar tarde. Tienen un “disco aburrido” para repetir, sin cesar, sus permanentes excusas por llegar tarde…..pero no toman correctivos para ser puntuales. Tan fácil que es puntual…y tanto que nos beneficia!!!

Corregir ese lastre social, como la impuntualidad, es un enorme reto como sociedad. Debemos reflexionar sobre los enormes beneficios de la puntualidad y seguir el digno ejemplo de las naciones avanzadas, organizadas, desarrolladas y de altísima calidad de vida, quienes tienen la puntualidad como un “símbolo” de sus actuaciones y conceptos ciudadanos. Obviamente, la puntualidad por sí sola no genera desarrollo, pero es fundamental.

Soy optimista al respecto, y estoy seguro que esa desviación la podemos superar. Es menester que TODOS pongamos de nuestra parte. Empecemos a respetarnos y respetar a los otros y desarrollemos la Puntualidad como hábito de conducta. Veremos los enormes beneficios. Que así sea, mis apreciados lectores. Amén

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Gracias por leerme. Email: ywpalacios@gmail.com.

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