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El maravilloso valor de la Humildad


Deseo compartir con mis apreciados lectores, esta anécdota, muy usada en actividades de crecimiento personal, conocida como La Carreta Vacía. Se trata de la historia de un joven, junto a su sabio padre, quienes se encontraban en el campo. Veamos

El joven expresa: “Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:

“¿Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:

”Estoy escuchando el ruido de una carreta”

“Eso es hijito. Es una carreta vacía”. Respondió mi padre

“Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

Para culminar la historia, se comenta que el joven, pasados los años, expresó:

“Me convertí en adulto, y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”. La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo”.

Esta historia, en sus muy diversas versiones e interpretaciones, nos resalta un valor de extrema importancia y que de ser “revitalizado” en los momentos actuales; La Humildad

Vivimos tiempos muy “flacos” en valores y principios. La sociedad venezolana ha ido retrocediendo en muchos valores, algunos de ellos de extrema importancia. Desafortunadamente, se han ido debilitando valores esenciales como la cortesía, buenos modales, el respeto, la tolerancia, la solidaridad hacia los demás, la importancia del estudio y la formación, el valerse por sí mismos, la importancia del trabajo productivo y el compromiso con la sociedad, para impulsar su desarrollo. En medio de estas carencias, aparece la falta de Humildad, como otro esencial valor que se ha debilitado sobre manera.

Es frecuente observar a muchas personas llenas de soberbia, altivez, arrogancia y que tienen muy poco respeto hacia los demás. Su engreimiento y falta de humildad, les impide darle valor e importancia a lo que hacen otros. Se vuelven totalmente negativas en los equipos de trabajo. Esas personas se tornan insoportables, irritantes, saboteadoras de reuniones de trabajo, insolentes y ellos se consideran “el centro” de universo, lo cual indica que el resto de las personas, son “insignificantes” a su lado.

Un trabajador carente de humildad es muy poco productivo, no genera sinergia ni integración con sus compañeros de trabajo, no aporta al trabajo colectivo y más bien se vuelve “saboteador” de los acuerdos organizacionales, por cuanto ellos desprecian a los demás y no los creen “a su altura” y por tanto, no tienen empacho en mal poner el trabajo de los demás.

Un Líder o gerente sin humildad, es un verdadero azote. Son personas “encumbradas” y que son incapaces de integrarse con otras personas. Son muy soberbios, mal educados y con tanta arrogancia, que destruyen la organización. Sólo buscan colaboradores que les rindan pleitesías y que nunca cuestionen sus puntos de vistas o decisiones. Se rodean de gente sin criterio, mediocres y que solo saben “aplaudir” a ese líder o gerente.

Por el contrario, los líderes, trabajadores y personas con humildad, son muy respetuosas del prójimo, los escuchan, los valoran, los estimulan, les dan empoderamiento y poder de decisión. Son una bendición para cualquier organización

Gente humilde es gente grande. Gente humilde llena de solidaridad a las empresas y a la sociedad. Gente humilde saca lo mejor de los otros y se ganan el respeto, liderazgo, reconocimiento y credibilidad de sus semejantes.

Debemos hacernos defensores y difusores de la humildad. No dejemos que la soberbia se imponga. Demos un paso al frente y “desbordemos” la humildad que tanta falta nos hace en la sociedad venezolana.

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