¿Tiene Importancia la Responsabilidad en el Éxito?
Quiero compartir con mis lectores, una historia publicada en la pagina https://fundaciontelevisa.org/valores/valores/responsabilidad/cuentos/sobre-las-olas.
La historia dice: “Eduardo José tenía doce años cuando descubrió su vocación: quería ser pianista. Hizo la prueba con un instrumento que había en la casa de su tía Teresa. Al ver que cada vez tenía más interés, sus padres buscaron ofertas, le compraron un antiguo piano y le consiguieron una maestra particular. La profesora se sorprendía al ver los avances que hacía el chico y cuando Eduardo cumplió quince años, ella habló con sus padres, ratificando:
“Tendrán que inscribirlo en el Conservatorio”.
“Después de varios exámenes, Eduardo se presentó a la primera lección con la maestra Poliakov, una afamada concertista rusa. Eduardo quiso sorprenderla con su interpretación del vals Sobre las olas, pero ella le paró, expresando:
“Un momento. Escucha mi primera lección. Lo importante no somos ni tú, ni yo, ni nuestra fama, nuestro lucimiento o prestigio. El deber de un pianista es cumplir con las expectativas de un público que asiste a vivir un momento emocionante, y mantener viva la obra del compositor que interpreta. Todo lo que hagas, cada día que ensayes, tiene que enfocarse en eso, si deseas permanecer en mi clase”. Era evidente que la maestra quería inculcarle el imprescindible valor de la Responsabilidad a su discípulo.
Ésa fue la primera de muchas tardes en las que conversaron, repasaron escalas, leyeron partituras y exploraron juntos las brillantes teclas blancas y negras. Cuando la clase acababa, Eduardo se quedaba en el salón para escuchar cómo ensayaba la maestra para sus conciertos.
Habían pasado cuatro años. Por aquellos días la profesora estaba preparando una importante presentación en la que iba a interpretar el Concierto número 1 de Frédéric Chopin, en homenaje a los doscientos años de su nacimiento. Cuando lo anunciaron en los periódicos, las localidades se agotaron, pues incluso muchas personas vendrían de otros países a oírlo. Eduardo siguió los ensayos que duraban días enteros y la maestra le pidió que la noche del concierto, se sentara a su lado para ayudarla a dar vuelta a las páginas de la partitura
La concertista señaló: “No puedo dar una sola nota falsa. Todo tiene que ser perfecto”.
La sala lucía repleta incluso con personas de pie. Afuera del teatro, habían dispuesto pantallas para miles de aficionados. Pasaron los llamativos compases del inicio hasta la entrada del piano. La maestra comenzó a tocar con brillo, pero unos minutos después se desmayó, por el excesivo trabajo de los días anteriores. El público expectante y sorprendido por el repentino desmayo de la artista, con el joven Eduardo a su lado, esperaban alguna reacción.
En esos angustiosos momentos, Eduardo José pensó en Chopin, en las personas que anhelaban escuchar la música y en el prestigio de su maestra y, sin más, se sentó al piano. El director dio una señal para empezar de nuevo. El alumno tocó con una inspiración que conmovió al público y hasta a la maestra que había vuelto en sí y lo escuchaba sonriente tras bambalinas. Al concluir la interpretación, los aplausos lo llamaron catorce veces al escenario. Y cuando le pidieron que tocara una pieza adicional, las notas del vals Sobre las olas sirvieron de fondo a los sollozos de quienes presenciaron esa noche extraordinaria.
¿Qué les parece, mis apreciados lectores?.
Creo que esta impactante historia nos deja una contundente lección; la Responsabilidad es absolutamente crucial en nuestras vidas y de ella depende, en buena parte, nuestro éxito. Sin lugar a dudas que Eduardo, no habría podido tener tan resonante éxito, de no haber aprendido las duras y oportunas lecciones de su maestra, sobre el extraordinario valor de la Responsabilidad.
Nuestra sociedad venezolana, debe rescatar y potenciar el valor imprescindible de la responsabilidad. Con personas responsables, dedicadas, que busquen el máximo cumplimiento de sus deberes y compromisos, con la abnegación por hacer las cosas con la máxima calidad y en la oportunidad requerida, se hacen grandes organizaciones y se conforman naciones de mucho desarrollo y bienestar. Por el contrario, personas irresponsables, carentes de compromiso y que no les importe dar resultados mediocres, se destruye una sociedad y se le impide escalar a elevados niveles de prosperidad. Ciudadanos irresponsables no hacen naciones de primer mundo.
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